Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Dos veces Euridice ante Orfeo

L´Orfeo de Monteverdi-Striggio, siempre presente para el melómano que quiere descubrir a la música como misteriosa forma del tiempo. Historia de  Catabasis y  Anabasis, descendimiento y ascensión; en clave de mito y símbolo que nos remite a otras formas de ver al vida, otras maneras de relacionarse con el tiempo. El poder del amor transfigurado en travesía y poesía, esos tesoros ocultos. Tengo presente dos momentos de L´Orfeo. Del primer acto, el aria Io non dirò qual sia nel tuo gioire ( yo no sabría decir cuanta alegría), cantada por Euridice tras la bella declaración de amor ofrecida por Orfeo en  Rosa del ciel, vita del giorno (rosa del cielo, día del mundo). Hombre y mujer se reconocen en la alegría de saberse uno y el otro. En la versión de Harnomcourt, Philippe Huttenlocher (Orfeo) posa su frente en la de Dietlinde Turban (Euridice).




ORFEO
Rosa del cielo, día del mundo y
digno descendiente
de aquel que rige el universo,
sol, tú, que todo lo rodeas y
que todo lo ves, dime:
¿has visto alguna vez,
en tu carrera entre las estrellas,
un amante más alegre y feliz que yo?
Fue muy feliz, el día, amor mío,
en que te vi por primera vez,
y más feliz la hora
en la que suspiraba por ti,
porque tus suspiros
respondieron a los míos.
Fue muy feliz el momento
en que tú me tendiste
tu blanca mano
como prenda de la pureza de tu fe.
Si hubiese tenido tantos corazones
como ojos tiene el cielo eterno y
vegetación esas amables colinas
en el verde mes de mayo,
todos hubieran sido colmados y
desbordados por el placer
que me proporcionó, ese día,
la felicidad.
EURÍDICE
Yo no sabría decir
cuánta alegría,
Orfeo, me has proporcionado,
pues mi corazón no está conmigo,
sino contigo,
en compañía del amor.
Pregúntale, pues,
si quieres saber lo feliz que es y
cuánto te ama.




Versión de Jordi Savall. Orfeo: Furio Zanasi. Euridice: Arianna Savall





De otro modo, en el cuarto acto,  Orfeo comete la imprudencia de mirar Euridice una vez que logra liberarla del infierno. En la versión de Harnoncourt, los amantes son separados por una tela negra, como metáfora del límite entre los vivos y los muertos. El amor es vencido por el exceso de amor. Ante ello, Euridice le reclama a Orfeo: Ahi, vista troppo dolce e troppo amara, Così per troppo  amor dunque mi perdi ?  ( Ay, qué visión tan dulce y tan amarga, ¿me has perdido por exceso de amor? ). Poesía, verdad y belleza. 


EURIDICE
Ay, qué visión tan dulce
y tan amarga;
¿me has perdido
por exceso de amor?
Y yo, desgraciada, pierdo
la capacidad de gozar
de la luz y de la vida,
y al mismo tiempo
te pierdo también a ti, a ti,
mi bien más querido
y mi esposo.

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