Día solar. Vivaldi. Deseo de estar en la playa, siempre en la visión, en mi visión, del Océano Pacífico. Respirar el olor marino, colmando mis pulmones y, de ahí., la sangre, el corazón, la corteza cerebral, los huesos. Nuevamente Vivaldi. Y, de ser posible, en el atardecer, una cerveza fría y un cigarrillo fumado pausadamente.
Patria es pertenencia. No se si es mi caso. No veo las cosas en clave gregaria (me repele la tribu). Sin embargo, algo me dice que tarde o temprano estaré de forma indefinida en este lugar. Una casa, lejos, muy lejos de todos y de todo. Libros, música, un piano. El cielo gigante, sin límites y el océano azul-verde, símbolo de todas mis esperanzas.
Concierto para cuatro violines en si menor RV 580. L'estro Armonico, Op.3, Concerto No. 10. Antonio Vivaldi (obra que le cambió los límites a Bach) Movimientos: Allegro- Largo e spiccato-Allegro.
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