Mi hermano y yo a los 8 años. Ahí mamá, cargándolo |
Extraño a mi bisabuela, a la que conocí hasta los cuatro años. La que me decía: "mi rey", "mi rey". Y sólo recuerdo eso. Extraño a la señora Aurora, la vecina madrileña, del costado de mi casa. Extraño ver la ciudad sin tantas torres desperdigadas como vómitos de cemento y fierro. Extraño que mi abuelo me abrace y que mi tía madrina me bese.. Extraño ser pequeñito y estar entre papá y mamá en la cama mientras Dios existe más que nunca. Porque ellos me enseñaron que hay un Dios padre-madre infinitamente bueno y que nos ama de un modo inentendible a los ojos pequeños de la razón.
Extraño que mi hermano sea menor y extraño llevarlo al nido mientras miramos árboles y me abraza desde sus luminosos 4 añitos.
Extraño a la "china", mi prima hermana. Mi hermanita de corazón.
Extraño a Xano Romualdo (Alejandro para los demás). Extraño hablar de la poesía en el ser. Extraño que exista y que me diga: "todo esto es transitorio". Extraño a Leslie Lee y que me diga que las líneas bailan en la mecánica del caos.
Extraño al padre Eduardo SJ, con el que caminábamos mientras todas las teorías económicas, se convertían en éticas. Y el juicio las relativizaba.
Extraño a Rafael Cerpa, mi amigo.
Extraño, hoy, las palabras de José Francisco SJ, sobre el modo cómo la belleza es un arte de amor secreto que nos devuelve o dirige a Dios.
Extraño los días que fui papá por primera y segunda vez. Y la alegría de su buena madre. La mejor que pudieron tener.
Extraño a mi hija, abrazada a mi mientras le cocino su papilla. Y la beso como sólo alguien que nació para ser papá lo hace.
Extraño a mi hijo mientras saludamos hormigas y nos cogemos de la mano en unión cósmica. Mi bello niño.
¿Cuánto más he de vivir? ¡ Sólo Dios lo sabe¡ Pero como siempre pienso y creo, seré música ese día y viajaré por el cosmos para hallarte a ti, mi amado Creador.
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