Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Wagner 200. Bayreuth, el templo wagneriano


Seguimos celebrando el bicentenario del nacimiento del gran Wagner. En este caso haciendo público un artículo de la necesaria e importante Deutsche Welle: Todo comenzó con un sueño..  .Un artículo que narra al público general la historia del festival de Bayreuth, el festival wagneriano más importante del mundo. Más aun cuando sabemos que el gran músico concibió Bayreuth como el centro de la estética que el mismo creó e ideó propagar. En este texto se cuenta, a grandes rasgos, el modo cómo los descendientes de Wagner han ido llevando la dirección del festival. Este artículo se encuentra en: http://www.dw.de/todo-comenz%C3%B3-con-un-sue%C3%B1o/a-15263820

Todo comenzó con un sueño...

Se considera el Festival de Bayreuth, junto con el de Salzburgo, como el evento musical más importante del mundo. Este 25 de julio dio comienzo la centésima edición, ocasión perfecta para una mirada retrospectiva.

Richard Wagner -compositor, libretista y escenógrafo- soñó con construir un teatro de ópera de acuerdo con los dictados de su imaginación. En abril de 1871, Wagner y su esposa Cossima visitaron el idílico Bayreuth, en Baviera, la tierra del rey Luis II, su mecenas. El apartado lugar le cautivó de tal manera, que decidió que su sueño se haría allí realidad. En 1872 fue colocada la primera piedra del Festspielhaus, y solo cuatro años después, el 13 de agosto de 1876, se alzó el telón del primer Festival de Bayreuth, con la primera interpretación completa de la tetralogía El anillo del nibelungo.

La primera edición resultó ser un fiasco económico y una enorme decepción artística. “Muchachos, hagamos algo nuevo”, solía decir Wagner a sus contemporáneos. Siguiendo su propio consejo, compuso su última ópera, Parsifal. La segunda edición de Bayreuth tuvo lugar en 1882. Se representó en varias ocasiones esta única obra y constituyó todo un éxito. Wagner murió el 13 de enero de 1883 en Venecia.

La viuda

Su viuda, Cossima, hija de Franz Liszt, se hizo entonces con las riendas del Festival, que tenía lugar a intervalos irregulares. Durante su mandato, se interpretaron Tristán e Isolda, Los maestros cantores de Nüremberg, Tannhäuser, Lohengrin y El holandés errante. Cossima vigilaba estrechamente todo lo que tenía que ver con escenarios, puesta en escena, dirección actoral y técnica de canto, pues era la portadora de la “voluntad del Maestro”. Durante años, no se pudo, bajo ningún concepto, tocar ni un solo detalle de los decorados. Cada representación en la Colina Verde -como los aficionados denominan el Festival- era un ritual, una especie de ceremonia religiosa.

Artistas e intelectuales acusaron a Cossima de imprimir al Festival un sesgo de nacionalismo alemán y de ideología antisemita. Ello tenía que ver en parte con un panfleto escrito por Wagner, De lo judío en la música, que destilaba un odio incomprensible por parte del compositor. La publicación Hojas de Bayreuth ponía este ideario a disposición de los ciudadanos.

El hijo

Wagner tenía tres hijos de un matrimonio anterior a su unión con Cossima. El único varón, Siegfried, refinado, abierto y conocedor del mundo, era un exitoso compositor y director. Cuando Cossima se retiró en 1908, no hubo duda alguna de que Siegfried sería el sucesor natural. Siegfried modernizó con cautela el estilo escénico y salvó al Festival de los vaivenes de la Primera Guerra Mundial. En 1915 se casó con la británica Winifred Williams, que contaba tan solo con 17 años.

La nuera

En 1930 murió Cossima Wagner y poco después la siguió Siegfried a la tumba. Su viuda Winifred se hizo entonces astutamente con las riendas del Festival. Winifred Wagner era tan fanática de Richard Wagner como de Adolf Hitler. En 1923, 10 años antes de su subida al poder, Hitler visitó Bayreuth y se sintió cercano a su círculo ideológico. Winifred se convirtió en su amiga de por vida.

Esta relación de amistad con el dictador aseguró la pervivencia del Festival de Bayreuth. Durante los primeros años del régimen, Hitler se convirtió en un asiduo invitado en Wahnfried, la casa de Richard Wagner y sus allegados. Durante los años de la guerra, el broche final de cada Festival era siempre el mismo, la comedia wagneriana Los maestros cantores de Nüremberg. El público estaba formado casi en su totalidad por invitados y soldados heridos, a los que se les prometía la curación gracias a la música de Wagner.

Los nietos

El Festspielhaus quedó a salvo de la destrucción causada durante la Segunda Guerra Mundial. No puede decirse lo mismo de su reputación, seriamente dañada después de la contienda. Se alzaron entonces voces wagnerianas que querían revivir el Festival. En 1951 dio comienzo la era conocida como “Nuevo Bayreuth”, con la dirección conjunta de Wieland y Wolfgang Wagner. Wieland, estudiante de arte, trató de implantar un estilo escénico más sobrio, que permitiera aflorar las obras de entre la maraña mitológica.

Wolgang, por su parte, estudiante de Teatro y Musicología, se volcó en la gerencia y en la parte empresarial. El Festival atrajo de nuevo a los más renombrados directores y solistas del panorama. En una entrevista para DW-World, declaró el director alemán Peter Schneider que “el hecho de que los más grandes de la profesión, como Toscanini, Richard Strauss, Furtwängler, Knappertsbusch y Böhm dirigieran aquí, tiene para nosotros un magnetismo inmenso, a la vez que nos imbuye de un sentido del deber. También nos produce nerviosismo el reto de dirigir en el lugar donde ellos lo hicieron”.

En 1966 murió Wieland de manera inesperada y Wolfgang se hizo cargo de la dirección en solitario. Durante 42 años fue el único responsable de Bayreuth. Se ocupaba de cada detalle, desde la iluminación hasta el reparto, fue director de algunas producciones y contrató a algunos de los directores de escena más interesantes de su época para que dieran rienda suelta a sus propias concepciones teatrales sobre las óperas de Wagner.

En 1976, 100 años después de la fundación del Festival, subió a las tablas la Tetralogía de Patrice Chéreau. Se produjo un violento escándalo y los tradicionalistas consideraron aquello como una blasfemia. Con el tiempo, sin embargo, aquella producción fue ganando estima general. El mismo año, Wolfgang se separó de su esposa Ellen y se casó con su colega Gudrun Mack.

Las bisnietas

 En 1973 se creó la Fundación del Festival, que se ocuparía, entre otras cosas, de tomar la decisión sobre la sucesión en la intendencia de Bayreuth. Esta cuestión fue objeto de debate tanto en la familia como en los medios hacia 1995. Al mismo tiempo, se alzaron algunas voces que afirmaban que el Festival se había estancado artísticamente. La respuesta de Wagner fue: “no somos una industria cinematográfica, así que no podemos ofrecer cada año algo sensacional. Contrataré a los profesionales que me ofrezcan producciones fruto de la mesura y la reflexión.” En 2008, Wolfgang se retiró y traspasó la dirección a sus dos hijas, Eva Wagner-Pasquier y Katharina Wagner. Murió en marzo de 2010.

Actualmente la dirección del Festival está en manos de la cuarta generación de los Wagner. Desde la llegada de las hermanastras, Bayreuth se ha abierto mediáticamente: podcasts, livestreams, y audiciones abiertas de las representaciones sin coste alguno. Se habla de “aire fresco” en la Colina Verde. Hasta el momento solo se han visto producciones que habían sido contratadas por Wolfgang. La huella artística de Eva y Katharina se dejará sentir en 2013, con la nueva puesta en escena de la Tetralogía y la primera audición de tres obras de juventud de Wagner, aunque estas no se interpretarán en el Festspielhaus, sino en otros escenarios de la ciudad.

Autor: Rick Fulker/María Santacecilia
Editora: Emilia Rojas

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