Mientras oigo el Lamentate para piano y orquesta (2002) de Arvo Pärt, inevitablemente pienso en el cosmos. Y también pienso en la música. Relaciono el cosmos y la música. Relaciono el misterio del cosmos, la profundidad honda que posee el cosmos, con la belleza profunda de la música. Reconozco que debo ser uno de los tantos, enésimos, que han pensado la música asociándola al cosmos. No me importa. Desde Pitágoras, muchos venimos diciendo lo mismo. Y claro, desde el mito de Orfeo también.
¡Cuánta música hay en Lamentate! ¡Cuánto que oír prevenido! Porque esta música nos ofrece la altura que la música exige de sí misma. Nos ofrece el vuelo, alto, universal, que las grandes obras de arte precisan. Lamentate hay que escucharlo con el corazón, con el cerebro, con la historia personal, con asociaciones libres, con programas adelante, atrás, al frente. Lamentate es la síntesis anhelada de un siglo, pues todo el siglo XX se justifica en esta obra. ¿Valió la pena tanto, tanto de lo que pasó? Claro que sí. En la belleza real, nada es en vano. Gracias maestro Arvo Pärt.
Lamentate para piano y orquesta (año 2002). Toda sensación y volición esta permitida
Lamentate
Minacciando
Spietato
Fragile
Pregando
Solitudine
- stato d'animo
Consolante
Stridendo
Lametabile
Risolutamente
Fragile e conciliante
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