¿Suenan las pasiones? ¿Tienen música los sentimientos? ¿Puedo traducir mis sentimientos en música? Todos hemos hecho este ejercicio. Desmesurado para unos, inútil para otros. Lo cierto es que casi todos hemos caído en la tentación de ponerle música a la vida o las vidas que hemos tenido. Así, los grandes maestros son nuestros mejores amigos, los que nos prestan sus sonidos; nos prestan su corazón y su razón.
Mendelssohn y el amor: Andante con molto tranquillo. Trío N. 1 Op 49.
Franck y la tristeza: Lento con molto sentimento. Quinteto en fa menor
Schubert y la desolación: Andante con moto. Cuarteto N. 14 en re menor "La muerte y la doncella".
Pärt y una visión del paraíso: Para Alina. 1999
Ligeti y una visión del infierno: Kyrie: molto espressivo. Misa Requiem. 1959.
Bach y mi alegría: Allegro. Concierto de Brandenburgo N. 5 en re mayor BWV 1050.
Coda: No hay música para el odio. Felizmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario