Releo a Leopardi. Es un habito que me acompaña desde hace mucho, mucho tiempo. Leopardi murió a los 37 años. Su corazón dejó de latir. ¿Así sonará el corazón antes del fin?
Asi mismo
Descansarás por siempre,
cansado corazón. Murió el engaño
que eterno yo creí. Murió. Bien siento
que de amados engaños,
no sólo la esperanza, el ansia ha muerto.
Reposa ya. Bastante
palpitaste. No valen cosa alguna
tus afanes, ni es digna de suspiros
la tierra. Aburrimiento
es tan sólo la vida, y fango el mundo.
Cálmate. Desespera
por una vez. A nuestra especie el hado
sólo nos dio el morir. Desprecia ahora
a Natura, al indigno
poder que, oculto, impera sobre el daño,
y la infinita vanidad del todo.
Giacomo Leopardi
Giacomo Leopardi
Escucho a Arvo Pärt. Fratres, pero en vez de violonchelo, esta vez con violín. Estalla en violín y el piano, escribe el latido del corazón después de su cambio de tiempo. Ese el latido de mi corazón. ¿Así sonará cuando nadie lo ve? ¿Cuánto del devenir del corazón hay en Fratres de Arvo Pärt?...
Pero yo no siento como Leopardi. Me emociona su poema, pero yo estoy abierto a universo. Me he criado en la certeza que va de Copérnico a Freud. Mi humanidad se recupera. Ahora, axial, en el anhelo del 2100, que deseo ver. Si ese el fin, yo quiero ver el fin. Nada me da miedo.
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