Mark Rothko. Naranja sobre amarillo, 1956. |
Aquí no es la música, ni el extenso y denso collage de citas extraídas de la tradición musical. Aquí es mi impresión en el amanecer de un nuevo día. Un día nuevo dentro de los miles de días que espero seguir viviendo a pesar de no entender plenamente el mundo en el que transcurro. Y ni siquiera entender el país en el que vivo, ni su gente, ni sus costumbres, ni sus formas de existir. Pero hay un nuevo día en la escala de este mortal, más allá de este mundo, más allá del país en el que le tocó nacer.
El nuevo día es como la Sinfonía de Berio o mejor, la nueva vida es como la Sinfonía de Berio. Hay trozos de todas mis vidas juntas. Una sobre otras, que se entrecruzan, se carcomen, se engullen. A veces dan muestras de pánico. Otras, muestras de mesura helénica. Con Berio llego al umbral de la nueva vida/día. Y en ese silencio que se prolonga al fin, el amanecer del nuevo hogar.
Luciano Berio (1925-2003). Sinfonía para ocho voces amplificadas y orquesta sinfónica. Esta composición, de cinco movimientos- fue compuesta en 1968 y estrenada un año después. Es junto a las Secuencias, la obra más popular de este gran compositor italiano y, también, una de las composiciones esenciales del último medio siglo.
Sinfonía. Luciano Berio. 1969.
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