Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 17 de julio de 2009

El procedimiento del silencio (Sesenta años después de la muerte de Richard Strauss)

Tomo prestado el título de un libro de Paul Virilio para escribir sobre Richard Strauss (1864-1949), el último compositor de una era. Desde joven logró hacerse un lugar importante con obras conocidas como Muerte y Transfiguración, Así Hablaba Zaratustra y Till Eulenspiegel, sinfonías programáticas de pretensiones místicas y filosóficas. Ni que decir de sus óperas, todas ellas ponderadas desde el principio: Salomé, El Caballero de la Rosa, etc. Con estas obras y otras, Strauss llegó a ser el compositor vivo más popular de Alemania durante la primera mitad del siglo XX.


Cuando el nazismo llegó al poder, Strauss trató de mantener su actividad musical al margen de la situación política. Algunos biógrafos consideran que tal actitud evidenciaba su cercanía ideológica con el nacional socialismo. Sin embargo, otro estudiosos interpretan el silencio político de Strauss como una protección frente a una eventual represalia. Octogenario, dificilmente hubiese podido migrar a otro país o enfrentarse al régimen nazi.

Mientras la dictadura se tornaba en totalitarismo, la actitud de Strauss fue la de un repliegue absoluto. Sobre todo a partir de la censura que su libretista y amigo, Stefan Zweig, sufrió de los nazis por ser de origen judío. Tras este suceso, Strauss optó por el aislamiento, incluso en tiempos de guerra. En el retiro compuso algunas obras de menor valía, más aun cuando se las compara con las composiciones de juventud. Cuando la guerra estaba llegando a su fin y el Tercer Reich se hallaba sumido en la peor pesadilla, Strauss veía como su mundo desaparecía. Las ciudades en las que estrenó y dirigió, se reducían a escombros por los incesantes bonbardeos aereos de los aliados. En ese contexto Strauss escribe: "Toda la obra de mi vida está en ruinas; jamás volveré á escuchar mis óperas... En la pobre Munich la casa en que nací, junto a la hermosa iglesia de San Miguel, ya ha sido bombardeada. En síntesis, mi vida ha llegado a su fin".


Sin embargo, en la destrucción el anciano artista volvió a la plenitud de sus facultades creadoras y compuso una de las obras más conmovedoras del siglo XX: Metamorfosis para instrumentos de cuerda. Meditación fúnebre en forma neoclásica que se evidencia como el adios de un mundo sonoro, realizada por un músico de enorme talento. Entrenada en Zurich en 1946, la composición es un largo adagio que nos lleva a una tristeza infinita. Las cosas han cambiado tras la gran guerra. Al final de la partitura dice simplemente "In memoriam", una metáfora poderosa.



Metamorfosis- Richard Strauss. Dirige El Emperador Karajan





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