Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

viernes, 20 de junio de 2014

Releyendo a Eugenio Trías: la música como lógos



Acabo de terminar la lectura de "Música Pensada" de Alberto Sucasas, un ensayo amoroso y saludablemente subjetivo sobre las relaciones fundamentales entre música y filosofía en la obra de Eugenio Trías (1942-2013). Después de tan estimulante lectura, volví a leer el prólogo de El Canto de las Sirenas, libro que fue fundamental en mi educación sensible e intelectual. Quiero compartir dos párrafos que ilustran el nivel de comprensión racional/emocional que Trías llegó a tener sobre la música. Ambos se encuentran en el prólogo de su libro mencionado líneas arriba: 

Suele definirse la música como «el arte de la organización de los sonidos que pretende promover emociones en el receptor ». En recientes cursos universitarios («Música y filosofía del límite»; «Argumentos musicales») suelo descomponer y recomponer esta definición más o menos aceptada y aceptable. Es cierto que la música genera en el ámbito selvático del sonido, o del sonido/ruido, un posible cosmos, susceptible de desglose en diferentes «parámetros». Y ese cosmos posee un lógos peculiar, no reductible al lógos específico del lenguaje verbal o de las matemáticas. Ese lógos posee la peculiaridad de despertar diferenciados afectos, emociones, pasiones. Constituye, como la matemática, un cálculo: «cálculo inconsciente» llama Leibniz a la música. Pero desprende significación, sentido, como sucede en el lenguaje verbal, a partir de una ordenación de la fone¯´ (fonológica, sintáctica). Y sobre todo promueve emociones, afectos, sentimientos.
Ese lógos musical es de naturaleza simbólica. El símbolo es, en música, la mediación entre el sonido, la emoción y el sentido. El símbolo añade a la pura emoción (en este caso, musical) valor cognitivo. La música no es sólo, en este sentido, semiología de los afectos (Nietzsche), también es inte - ligencia y pensamiento musical, con pretensión de conocimiento. Pero esa gnosis emotiva y sensorial no es comparable con otras formas de comprensión de nosotros mismos y del mundo. (p. 19)

Pues bien, concibamos el logos de la música. Pensemos en la música como una forma posible del pensar. Hagamos de la música la nueva compañera del pensar, después del divorcio con la ciencia. Filosofía y música, unidas como en el principio. 

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