Han
pasado 40 años y Phaedra (Virgin Records, 1974) de Tangerine Dream sigue
estando intacto. Suena como si ayer Edgar Froese lo hubiera estado concibiendo. Los alemanes
fueron unas de las bandas de Krautrock emblemáticas de la primera mitad de los
años setenta. Y evidencia el nivel conceptualización a los puede llegar la
música popular cuando tiene su origen en sociedades extensamente ilustradas.
En
una entrevista le preguntan a Froese lo siguiente: Sabemos que usted es una
persona muy filosófica, ¿cómo usted utiliza su música para revelar ese interés
por la filosofía? ¿Qué temas le importan de la filosofía?
La
filosofía es más una prioridad para mí más que la música, porque la música
simplemente refleja todo su ser. Es su ser, es su forma de pensar, es tu
conciencia o la excavación en el inconsciente - que se convierte cada vez más
importante en su vida. Todo lo demás que haces es simplemente un resultado de
la misma. Y así, la música es una forma de enviar mensajes acerca de su propio
estado de conciencia. Un artista siempre envía mensajes ya sea que esté
escribiendo o pintura o cualquier forma de arte que utiliza para expresarse.
Todo lo que una persona hace, necesariamente, refleja su estado de ánimo. Eso
es muy lógico. Pero la música no es sólo para el negocio de la música o para
entretener a la gente. La música envía
una especie de mensaje que no es para una persona específica o para un grupo de
personas. La música es para todos; es el
reflejo y la reacción de emociones, de
experiencias intelectuales o también sólo se escucha música sin ninguna idea
preconcebida. En este última caso, hay pros y contras. Es decir, escuchar
música sin conciencia de los prejuicios musicales.
Pues bien escuchemos íntegramente Phaedra, una de las mayores muestras de krautrock y sin duda una de los grandes discos de la década del setenta.
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