Cuando se cumplieron 200 años de la muerte del gran Mozart, la revista Correo de la UNESCO dedicó un número entero al gran maestro del clasicismo. He vuelto a leer el emocionado y certero testimonio que escribió Olivier Messiaen con ocasión del bicentenario de 1991. Deseo compartirlo con ustedes, para volver a ponderar la genialidad de Mozart desde la óptica de un compositor notable del siglo XX.
Todo Ángel es
Terrible
Por Olivier Messiaen
"Lo bello no es más que un
grado de lo terrible. Lo admiramos, porque permanece impasible y desdeña
destruirnos." Estas palabras de Rainer María Rilke se aplican
perfectamente a la música de Mozart. Música pura y perfecta. Mozart es el más
músico de los músicos. En vano se buscaría un error en su obra.
El acento en Mozart. En sus
ritmos femeninos, el acento está en el lugar apropiado. La melodía en Mozart.
Líneas melódicas tan personales, tan poéticas. ¡Qué gracia en el aria de Susana
de las Bodas, qué dulzura de trino en el andante de la sinfonía Haffher. La armonía en Mozart. Siempre leve, siempre
esperada, siempre verdadera. Armonía suave cuando es tonal (el Ave verum, el
movimiento lento de la sinfonía Júpiter). Armonía angustiosa cuando es
cromática (la sinfonía en sol menor, y el andante del concierto para piano en la
mayor K. 488, y el movimiento lento del concierto Jeunehomme). Armonía desconcertante
a veces, como en la asombrosa escena de la Estatua del Comendador al final de Don Juan,
donde se encuentran ya (realzadas por los trombones) dos sonoridades
predilectas de Debussy: el acorde de quinta y cuarta, y un acorde alterado que
pertenece a la gama por tonos. La forma en Mozart. Siempre perfecta y siempre
distinta (las grandes sinfonías y los conciertos para piano). El teatro en
Mozart. Hombre de teatro por excelencia, Mozart, de una sola vez y con un aria
definitiva, crea un personaje (Querubín, la Condesa , Sarastro, Papageno). Sus finales de acto
son obras maestras escénicas. Pierre Jean Jouve ha dicho que el final de Don
Juan era "una de las páginas formidables de la Música ".
En Mozart la orquestación posee
la misma autenticidad que el acento, la línea melódica, las armonías, la forma.
Mozart que- antes que Berlioz- tuvo el sentido del timbre específico. Primer ejemplo:
el trío del minueto de la sinfonía en mi bemol (K. 543) donde los dos
clarinetes superponen el agudo al caramillo del instrumento, la flauta hace
eco, y el cromatismo de los violines llama a las dos trompas, cálidas y
aterciopeladas. Segundo ejemplo: la súplica de las tres máscaras negras, antes
de la fiesta en Don Juan, en que las vocalizaciones de las dos voces femeninas
están sostenidas sólo por la voz del tenor, las trompas y la madera. Tercer
ejemplo: en la Zauberflöte ,
el efecto casi moderno del "glockenspiel" solo en el agudo,
acompañado por el coro masculino enel grave pianissimo. Cuarto ejemplo: la
escena del baile en Donjuán con, antes que Darius Milhaud, sus cuatro músicas
superpuestas: la gran orquesta, dos pequeñas orquestas en el escenario y las réplicas
de los personajes.
Se han hecho de Mozart varios
retratos: el niño que toca el clavicordio para las damas de la corte, el hijo
respetuoso de su padre Leopold, el joven enamorado de todas las cantantes, el
servidor insultado presentando airadamente su renuncia al malvado
príncipe-arzobispo, el genio incomprendido, que muere de hambre, de frío yde cansancio. Todas esas imágenes
son verdaderas y falsas a la vez. El adjetivo "angelical" es tal vez
el más apropiado. Angelical, sí, y, por ese motivo, sumamente difícil de comprender
y de interpretar. Su encanto aparente esconde un profundo misterio. Como ha
dicho también Rainer Maria Rilke: "Todo ángel es terrible".
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