En plena ejecución ( |
En abril de 1931, la revista inglesa Gramophone
le realizó una entrevista al gran compositor ruso Sergei Rachamaninov (1873-1943). En
la misma, el músico ofreció sus percepciones acerca del impacto de la grabación
y las posibilidades de ésta en el quehacer interpretativo. Transcribimos
algunos pasajes sobre el tema
A mí me parece que el gramófono
moderno y los modernos métodos de grabación son musicalmente superiores a la
transmisión inalámbrica en todos los sentidos, sobre todo cuando se trata de la
reproducción del piano. Estoy de acuerdo en que la grabación de piano no
siempre fue tan exitosa como lo es hoy. Hace doce años, cuando yo estaba
haciendo mis primeros discos con Edison en Estados Unidos, el piano salió con
un tono tintineo delgado. Sonaba exactamente como la balalaika rusa, que, como ustedes saben, es un instrumento de
cuerda parecido a la guitarra. Y los resultados producidos por el proceso
acústico cuando comencé a grabar la versión masterizada en 1920 estaban lejos
de ser satisfactoria. Es sólo el perfeccionamiento del registro eléctrico
durante los últimos tres años, junto con las recientes mejoras en los propios
gramófonos, es lo que nos ha dado una mejor reproducción del piano; una
fidelidad, una variedad y profundidad de tono que casi no podría ser mejor. No
tengo ninguna duda en afirmar que las grabaciones de piano moderno hacen
justicia completa al pianista.
Hablando desde la experiencia personal,
siento que mis registros sonoros sólo pueden ayudar a aumentar mi prestigio
como artista. No es que los resultados sean excelentes, porque cualquier medio
de grabación limita el propio trabajo.
Pero he escuchado muchos discos bien grabados por pianistas diferentes y en
todos los casos han sido capturados los elementos esenciales de la actuación
del artista y ésta se conserva.
De hecho, a través del gramófono
podemos ofrecer espectáculos públicos muy similares a las que damos en los
conciertos. Nuestros registros no deben defraudar a los oyentes más críticos que
nos ha escuchado en vivo. Para millones de personas que no tienen oportunidad
de hacerlo, las grabaciones transmiten una impresión justa y precisa de nuestro
trabajo. Además, lo más importante para mi es que la grabación permite al artista cerciorarse de
la calidad de su propia interpretación.
Siendo un pesimista por
naturaleza, es raro que esté contento con mis actuaciones,
porque a menudo que creo que podrían haber sido mejores. Y al hacer registros,
en realidad, creo que es posible lograr algo parecido a la perfección
artística. Si una, dos o tres veces no se tocan tan bien como yo quisiera, es
posible grabar y volver a grabar, y rehacerla hasta que, por fin, me encuentre
contento con el resultado.
Rachmaninoff toca su propio concierto segundo para piano.
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