Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

miércoles, 27 de enero de 2010

Edward Said: consideraciones sobre Gould y las Variaciones Goldberg

Después de leer a Edward Said (1935-2003) un sentimiento doble me toma. Por un lado, la admiración que me suscita su obra, donde sensibilidad, rigor crítico, cultura e inteligencia se articulan de un modo armónico, produciendo textos que en muchos campos resultan notables. Por el otro, cierta orfandad ante la ausencia de intelectuales de  una formación que, bajo un concepto manido, podemos llamar "humanista". Said fue ante todo un "humanista", tanto en el aspecto educativo como en su dimensión cultural. El ser humano y su quehacer como centro de preocupación intelectual y no estructuras y sobre estructuras que desvanecen o hunden al ser humano en una maraña conceptual muchas veces ininteligible. Ciertamente leer a Said es un placer, pero al mismo tiempo una invitación a tomarse en serio el oficio de esclarecer todo aquello que nos humaniza.

Es conocida la importancia que tuvo la música como uno de los ejes de la preocupación intelectual de Edward Said. Dentro de la veintena de libros que el escritor nos legó,  en tres de ellos se plantean abiertamente temas musicales y sus relaciones con otros campos de interés. Elaboraciones Musicales de 1991, Paralelos y Paradojas de 2002 ( escrito junto a Daniel Barenboim) y Sobre el Estilo Tardío de 2009. En estos textos el escritor norteamericano de origen palestino hace gala de un enorme conocimiento de la música, tanto a niveles formales como en el ámbito de la especulación teórica de la música. Y eso se explica, como Barenboim escribía en el prólogo a la edición española de Elaboraciones Musicales, que Said fue, "en el fondo, un músico en el sentido más profundo de la palabra". Y, por lo tanto, llegó a tener un  conocimiento de la música sólo comparable al de un músico particularmente dotado. Si se me preguntase cuál sería mi paradigma de conocedor de música, digamos entre Adorno y Said, sin duda elegiría a Said. Sin desmerecer los enormes aportes de Adorno.

En el capítulo "La interpretación como elaboración extrema" de Elaboraciones Musicales, Said nos presenta un conjunto de juicios y observaciones sobre el gran pianista canadiense Glenn Gould. Sirva esta ocasión para homenajear al gran crítico y al pianista notable.

El increíble virtuosismo y la elegancia rítmica de Gould dieron lugar a un sonido que se ajustaba de forma inmejorable al objetivo de conseguir que la música compleja sonora más clara y fuera comprendida y organizada de un modo más inteligente que el sonido logrado por otros pianistas. Su primera grabación, de la Variaciones Goldberg de Bach, se llevó a cabo cuando apenas la adolescencia, pero la extraordinaria lógica contrapuntística de la obra, sus estructuras deslumbrantemente bellas y, sin embargo, rigurosas, sus geniales configuraciones de teclado fueron interpretadas por el joven músico con un estilo pianístico inaudito. Y esa es, por supuesto, la característica principal que se puede resaltar del sonido Gould...Vistos desde ahora, la apropiación directa de Bach por parte de Gould desde los inicios de su carrera puede considerarse como un principio extraordinariamente acertado, es decir, elegido estratégicamente. Si escuchamos el primer tema de las Variaciones Goldberg  tal como las grabó en 1955, el oyente quedará sobrecogido por la franqueza sin ambages del anuncio proléptico que hace del tema (como si la gigantesca obra estuviera en cierto modo oculta dentro del tema, en frágil esbozo), no sólo de las variaciones infinitamente proliferantes que Bach elaboró a partir de él, sino el estilo interpretativo maravillosamente genial de Gould, su vertiginosa impetuosidad en los momentos tranquilos, su aumento antidiomático de los rasgos precursores del piano, la intrépida forma en que salva las configuraciones y los patrones más complejos. Gould utilizó las Variaciones Goldberg como medio para distinguirse de otros concertistas debutantes (cuyo repertorio siempre era más predecible que el suyo), como si en lugar de continuar con la tradición romántica que mantenían otros intérpretes virtuosos, Gould quisiera iniciar su linaje antes que el suyo para luego avanzarlos de un salto y situarse en el presente (Elaboraciones Musicales. pp 53 y ss)
Variaciones Golberg BWV 988. Johan Sebastian Bach. Piano: Glenn Gould. Versión de 1955.









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