Hay obras que se encubren o se descubren. Obras que logramos cubrir como una inmensidad de sensaciones o sentimientos. U obras que descubrimos con las palabras adecuadas. En ambos casos, construimos una obra desde el abordaje integral de lo que somos.
He vuelto a descubrir el Segundo Concierto para Piano en sol menor op 22 de Camile Saint Seans, compuesto en 1868. Pero en este descubrimiento también hay elementos de cubrimiento. Escucho este concierto desde el desvelamiento material y lo presiento hacia plano espiritual.
De los tres movimientos que componen este concierto, el primero "Anadante Sostenuto" y el tercero "presto", son los que pueden arrebatarnos. ¿De qué modo? La incesante sucesión de planos sonoros, las tensiones que el piano debe soportar tanto en su soledad como en su lucha con la orquesta, hace que la escucha (descubrimiento/cubrimiento), se presente como una experiencia de rapto material. A lo que nos expone Saint Seans en estos movimientos, es la obligación a superar el medio sensitivo habitual y buscar en nuestra materia otra formas del cuerpo. Cuando escucho el "Anadante" y el "Presto", me siento obligado a tener un cuerpo nuevo. Y, por lo tanto, un alma que se encuentre a corde con ese cuerpo.
Este concierto, sin duda, está entre lo mejor del repertorio concertante.
2 comentarios:
Muchas gracias por compartir. Este concierto ha sido todo un descubrimiento.
Muchas gracias por su comentario. Saludos.
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