Por alguna razón especial, la música de Arvo Pärt ( Estonia, 1935) se ha convertido en un suceso en la última décadas. ¿Qué nos ofrece la obra de Pärt? Quizás aquello que le falta al mundo desde hace muchas décadas: silencio y hondura. Además, fue capaz de reducir a proposiciones sencillas y simples todo el universo sonoro. Porque eso es el minimalismo, una abstracción monumental que sólo se puede entender cuando se llegó a decir todo lo que se podía decir.
La música de Arvo Pärt es como la filosofía de Wittgenstein, sobre todo del primer Wittgenstein; cuando el insigne filósofo austriaco estaba obsesionado con reducir todos los problemas del pensamiento a un conjunto de enunciados claramente vitrificables. Algo así ocurre con la música de Arvo Pärt. El gran músico concentra en los sonidos esenciales gran parte de universo sonoro. Y desde allí explora en el silencio y en sus asombrosas posibilidades.
Pienso que la obra de Arvo Pärt será considerada como fundamental en la historia de la música más adelante. Hoy gusta. Pero en el futuro será la muestra de lo que pudo hacer en la música al final del siglo XX e inicios del XXI.
Por otro lado, en la obra de Pärt se puede comprender las semillas de una nueva comprensión de la fe cristiana tras el siglo de la extrema secularización. No es que exista una reintegración fundamentalista entre fe y cultura. Por el contrario, hay una superación del dilema creer-no creer. La espiritualidad de la música de Arvo Pärt, está más allá del contenido ex profeso. Es el arribo de una nueva forma de afirmar el mundo como experiencia de fe mayor.
A lo largo de este año, vamos a escribir varias entregas sobre este gran músico. Como debe hacerse ante compositores de primer orden.
2 comentarios:
Me encantó la fotografía que usas en tu reseña y la reseña misma. Saludos.
Muchas gracias.
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