Hacia 1887, Mahler retoma la composición de lo que sería su Segunda sinfonía en Do menor. La concibió casi al concluir la sinfonía "Titan" y, probablemente, la elaboró junto a la tercera. El compositor tiene 27 años y ya ha logrado cierta fama con sus primeros lieder. Mahler se encuentra inmerso en medio de una profunda una crisis espiritual que busca exorcizarse de algún modo. Como toda crisis, ésta se evidencia en una búsqueda. Afortunadamente, Mahler optó por plasmar esta agonía y su conducente éxtasis, en una obra de nivel absoluto.
Cada cierto tiempo se me presenta un dilema acerca de la obra de Mahler. A veces considero que la "Canción de la Tierra" es su mayor obra. En otras oportunidades, la Tercera Sinfonía. Hace unos años, la Quinta era mi favorita. Y, desde que vi Bernstein dirigir lo que quedó de la Décima, la asumí como una cima inalcanzable. La Octava me asusta, por sus dimensiones. Pero igual, es maravillosa. El número de composciones de Mahler es reducido. Pero, dada la embergadura de éstas, bien pareciesen ser infinitas. Mahler esta de moda desde hace unas décadas. Quizás esto se deba, en parte, a la película que Visconti hizo de la novela de Mann. También, a una sensibilidad nueva que puede apreciar como debe ser la obra de este enorme compositor. Quién hubiera pensado que Mahler y Brucker se iban a convertir a lo largo del siglo en compositores de primerísimo orden. En fin. Con Mahler siempre tengo ese dilema. ¿Cuál es su obra capital? La admiro toda, sin embargo considero que su composición más emblemática es la Segunda Sinfonía. En ella esta condensada la experiencia sinfónica anterior, incluso la asimilación más sabia y coherente de la Cuarta Sinfonía de Brahms (cuyos contenidos Mahler cuestionaba, pero que estéticamente admiraba). Además se vislumbra el carácter de sus obras posteriores. Música, poesía y fe, se unen como debe unirse lo mejor de la experiencia humana. Palabra bella espiritualizada que se expande por la realidad.
A partir de un poema de Klopstok, Mahler nos presenta su versión de lo que es el encuentro primordial. ¿Superó con esta obra la Septima de Beethoven, la Cuarta de Brahms, la Octava de Bruckner, la Dante de Liszt? No puedo afirmarlo de manera categórica. Pero después de verla y escucharla nuevamente en la clase de ayer, me seduce decir que sí. Bueno, quizás cambie de parecer en unos días. Pero igual, la Segunda estará siempre en el altar musical de lo que más amo y admiro.
Coro, Soprano
¡Resucitarás, si resucitarás,
polvo mío, tras breve descanso!
¡Vida inmortal
te dará quien te llamó!
¡Para volver a florecer has sido sembrado!
El dueño de la cosecha va
y recoge las gavillas
¡a nosotros, que morimos!
Contralto
Oh créelo, corazón mío, créelo:
¡Nada se pierde de ti!
¡Tuyo es, sí, tuyo, lo que anhelabas!
¡Lo que ha perecido resucitará!
Soprano
Oh créelo: ¡no has nacido en vano!
¡No has sufrido en vano!
Coro
¡Lo nacido debe perecer!
¡Lo que ha perecido, resucitará!
Coro, Contralto
¡Cesa de temblar!
¡Dispónte a vivir!
Soprano, Contralto
¡Oh dolor! ¡Tú, que todo lo colmas!
¡He escapado de ti!
¡Oh muerte! ¡Tú, que todo lo doblegas!
¡Ahora has sido doblegada!
Coro
Con alas que he conquistado,
en ardiente afán de amor,
¡levantaré el vuelo
hacia la luz que no ha alcanzado ningún ojo!
¡Moriré para vivir! (añadido de Mahler)
Coro, Soprano, Contralto
¡Resucitarás, sí, resucitarás,
corazón mío, en un instante!
Lo que ha latido,
¡habrá de llevarte a Dios!
Gustav Mahler Sinfonía no.2 "Resurreccion". Esterno 1988 y 1895. Quinto Movimiento, parte 4. Dirige Leonard Bernstein.
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