Y caí como un cuerpo muerto. Así termina el Canto V del Infierno, tras la triste, enorme e intensa historia de Paolo y Francesca. ¿Cómo no sentir la trama trágica de los amantes que hablan al unísono, como si trataran de un sólo ser, unido al amor desmesurado?
Vuelvo a ver los grabados de Doré. !Qué manera de penetrar desde el lenguaje plástico en el lenguaje poético! Un sólo movimiento de dos seres que nos comunican por medio del poeta:
Amor, que no perdona amar a amado alguno,
me prendó del placer de este tan fuertemente
que, como ves, aún no me abandona.
¿No es, acaso, uno de los momentos más bellos de la literatura universal? ¿Qué sería de las historias de amor, sin la más conmovedora historia de amor? Aun en el infierno están juntos. ¿Por qué no imaginarlos, así, en el paraíso? ¿No es posible en el paraíso la desmesura? Al leer a Dante, al ver a Doré, al comprender la vida como la comprendo ahora, son más las preguntas que las respuestas, que las certezas.
Après une Lecture du Dante, Années de pèlerinage de Franz Liszt
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