Música Principia

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”. E. M. Cioran, Silogismos de la amargura.

"Por la música, misteriosa forma del tiempo". Borges, El otro poema de los dones.

martes, 28 de mayo de 2024

Filosofía de la música for dummies: entrevista a Ricardo L. Falla Carrillo

 La revista Espacio Sonoro me ha realizado una entrevista sobre mi último libro. Comparto agradecido a César Zevallos esta gentil conversación. 

       

                           Filosofía de la música for dummies


Entrevista a Ricardo L. Falla Carrillo por César Zevallos

Encontrar un libro sobre música. Filosofía de la música. Que concibe la música no solo como historia o expresión social, sino como forma de pensamiento. Que lo haya escrito un peruano. Que sea contemporáneo, reciente, además de sugerente. Y con un lenguaje llano, explique las ideas sobre música en Karl Popper, la vida y obra de José Bernardo Alcedo (autor del Himno Nacional del Perú) y la perspectiva de Eugenio Trías sobre la Resurrección, sinfonía n° 2 de Gustav Mahler. No es nada usual que las librerías de Lima exhiban una novedad editorial con estos atributos e inquietudes. Por eso merece atención. 

Ricardo Lenin Falla Carrillo, jefe del Departamento de Filosofía y Teología de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, ha escrito Indagaciones SonorasDiálogo entre la música y el pensamiento en tres movimientos, libro publicado a fines de 2023. Sus motivaciones y descubrimientos, su pasión por la música académica aunada a su visión teórica en humanidades, son el motor de esta entrevista.

―¿Cómo has desarrollado tu vínculo con la música? 

Es una pregunta larguísima. El interés se dio en el momento que empecé a escribir sobre música. Mis primeros artículos datan de 1991, publiqué en la revista de la radio Filarmonía. Ahora cuando los he visto, son textos muy malos, con lugares comunes e información inexacta. Pero había mucho interés por profundizar en la historia de la música. (No soy músico, he estudiado filosofía.)

En casa, mi padre y mi madre me inculcaron el interés por la música académica. Desde niño, escuchaba con mi padre las obras más conocidas del repertorio sinfónico: la quinta de Beethoven, la novena de Dvořák, el primer concierto para piano de Tchaikovsky. Al ver que mostraba interés, mi padre me empezó a llevar a los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Teatro Municipal. Fue a finales de los 70’s. Cuando tenía 8 años, me regalaba vinilos de las obras más conocidas. Después, cuando era adolescente, estaba de moda el heavy metal, sobre todo en el barrio donde vivía (Pueblo Libre). Era la música rebelde de aquella época. En la universidad iba a la biblioteca a revisar libros, recuerdo mucho La historia de la música de Franco Abbiati, lo leía como parte de mi currículum interno. Esa historia me llevó a comprar música.

Después de mi veintena compraba discos compactos. Estaba acumulando mucha música. Esta relación entre historia y música, querer entender el contexto de los músicos, la estética, me llevó a otro nivel. En mi treintena, le comenté mi pasión por la música a un amigo que era sacerdote jesuita y pintor, José Francisco Navarro (quien me llevó a trabajar a la Universidad Antonio Ruiz de Montoya). Él me dijo que era un melómano. Así surge en 2007 mi blog Melomanía de Serialismo, debo tener dos mil artículos y cerca de un millón de visitas. Ese blog fue mi bitácora de crecimiento musical. Después, casi en mis cuarenta años, culmino mi tesis de maestría sobre las relaciones de la música y la vida de Karl Popper.

―En ese trayecto ¿has encontrado a personas, además de tus familiares, con las que compartían las mismas ideas sobre música, sentirla como una fuente de conocimiento común entre las personas que entienden ese lenguaje, y que a partir de ahí pueden recrear sus propias visiones?

No, ha sido un camino muy solitario. No conozco a algún filósofo de la música, pero sí a melómanos. Cuando encontraba alguien con quien podía hablar de música, me sucedía que mi conocimiento sobre determinados autores, era muy diferente a los de estas personas. Conocí a colegas con quienes compartía comentarios sobre algunas obras o compositores. Mi pasión ha sido muy personal, yo mismo hice mi plan de investigación de cada periodo musical y cómo compenetrarme con los repertorios. Leí mucho sobre filosofía de la música, sociología de la música, porque en el camino me di cuenta que no solo tiene una dimensión histórica o estética, sino antropológica, alrededor de la práctica y recepción musical. Aún comento con mis padres algo de esto, a mi esposa le gusta la ópera. Las indagaciones han sido muy personales. 

Hay un momento esencial: conocer la filosofía musical de Eugenio Trías, la tercera parte de mi libro está centrada en el análisis que hace este autor sobre la segunda sinfonía de Gustav Mahler. Al leer El canto de las sirenas de Eugenio Trías, en 2007, pensaba que esto es lo que quise haber leído en toda mi vida. Era un filósofo que había penetrado con profundidad en la música. Comencé a reflexionar más. Simultáneamente, conocí a Daniel Barenboim, a quien admiro y he tenido la fortuna de escucharlo. Tiene un libro hermosísimo, El sonido es vida: el poder de la música. Para comenzar a pensar, esos dos libros fueron fundamentales. Todo lo que la música, a partir de su dimensión temporal, nos puede otorgar. Me hubiese gustado tener colegas o amigos con los cuales compartir. 

―En tu libro mencionas que en la música podemos encontrar “argumentos, intelecciones, meditaciones, metáforas, teorías, especulaciones y, evidentemente, sentimientos y emociones”. ¿Crees que esta idea se puede llevar a la pedagogía? Que no sea solamente una práctica aislada, sino parte de una política educativa del Estado peruano, que recaiga en las aulas de clase, en los niños

No lo he pensado en términos curriculares, no soy educador. Enseño en la universidad el curso de historia de la música. La gran mayoría de mis alumnos no tenían conocimiento de historia y teoría musical, esta ausencia es muy grande en la educación básica. Para poder enganchar, enseñar, me di cuenta de qué manera determinadas obras te hacen pensar determinadas cosas. En el momento de apreciación musical, centrarnos por ejemplo en el concierto N° 5 de Brandenburgo de Bach, en la idea de la arquitectura; o el arte de la fuga de Bach que es tan matemático y preciso, ver de qué manera el pensamiento de Bach organizaba el sonido con esa precisión matemática. Hay otras formas de pensamiento sonoro en las obras de Haydn y Mozart, que son muy equilibradas y buscan gustar, generar mesura y conmover. En general, esto hacía vivir a mis alumnos, también porque yo mismo lo había experimentado. 

Siempre supe que la música evidencia un discurso racional, una gnosis, un conocimiento de la realidad. Ocurre también con la imagen. Las pinturas de Miguel Angel, Leonardo, Caravaggio, uno puede encontrar una concepción del mundo. Pero a diferencia de la pintura y la escultura, que son manifestaciones concretas, la música es muy abstracta, sobre todo la música instrumental.

―Abstracta y fugaz. La música aparece y se va. Acabo de recordar el ensayo Arquitectura y música de Héctor Velarde 

La diferencia es que la arquitectura es un perpetuo inmóvil, como la pintura y la escultura. Están ahí, son plásticas. Pero la música es tiempo, existe en el momento en que estamos escuchándola. Tiene que ver mucho la memoria. Para entender la totalidad de una sinfonía, hay que tener en cuenta sus diversos momentos, muy pendiente del sonido que hemos escuchado unos segundos atrás. Es como la vida. Esto me enseñó Daniel Barenboim, la música solamente es un presente. Está permanentemente viajando hacia la nada. Eso nos obliga a un esfuerzo de intelección y abstracción más grande que en otras artes.

―Es un esfuerzo que, en estos últimos años, se enfrenta a muchos estímulos visuales que puede dar la sensación de que escuchar y vivir la música se vuelve algo de nicho, selecto, inusual, raro, hasta innecesario

Sí. Es curioso porque la cantidad de música que se ha grabado en los últimos treinta años es sorprendente. Si buscamos el catálogo de Naxos (disquera de Hong Kong), podemos encontrar música de todo el mundo desde el siglo XIII en adelante. A nivel global hay un público, tal vez no el mismo que escucha Katy Perry o Taylor Swift, pero creo que somos cien millones de personas que sí escuchamos música académica. (…) Es muy probable que en Perú seamos menos, porque la música académica está asociada a Occidente de manera injusta. No creo que el arte está asociado a nada, solo a la humanidad. El arte está felizmente contaminado, la música es contaminación pura, siempre se ha unido a todo. 

―Es cultural

Es cultural, intercultural, multicultural. Es intersección constante. Todos los estilos que son llamados de Occidente, vienen de Oriente. Y cuando la música que proviene de Occidente se comienza a adaptar a cada realidad, se va fusionando con las experiencias sonoras de cada cultura. Esa es la grandeza de la música y el arte.

Ahora, lo que tú dices es bastante cierto, la atención cuidadosa de determinadas obras implica un silencio interior y una predisposición para estar en ese silencio. Una persona que tiene mucho ruido interior, le va a costar estudiar o detenerse en la música. Exige la misma atención que la literatura.

―¿Crees que el universo literario peruano está a la altura del universo musical peruano? 

No soy un conocedor de literatura… A ver, ¿hay un Vallejo, Arguedas o Vargas Llosa en la música, con ese nivel de universalidad? No creo. No se han creado las condiciones para que nazca un músico peruano de talla universal. Sin embargo, tenemos músicos que sí son universables. Ocurre que no son compositores muy conocidos porque, por alguna razón, el ecosistema musical peruano no ha sido tan eficiente como el ecosistema literario. Lo que pasa es que la literatura es más asequible, no más sencillo; en la literatura el medio es la lectura paciente, en la música precisa tener mayores elementos contextuales. Para entenderla mejor, debemos tener clara la evolución, el proceso histórico. Por ejemplo, los contemporáneos a Vallejo, Argueda y Vargas Llosa tendrían que venir de la música de vanguardia, pero para la gran mayoría es música marciana, extremadamente rara. Lo que la mayoría de las personas disfrutan de la música académica, es la del siglo XIX para atrás, es como si a la gente que le gusta la literatura, leyera literatura barroca; se van a aburrir… A pesar de todo, hay músicos universables.

―¿Quiénes serían?

El que debería ser, así como hemos tomado a Machu Picchu y el pisco como emblemas nacionales, es Celso Garrido-Lecca, uno de los músicos más grandes de América Latina. Con mayor difusión, pudo haber tenido más fortuna. En música electrónica, hay dos grandes compositores: Édgar Valcárcel y César Bolaños. Deberían ser mucho más conocidos. También Olga Pozzi Escot y Alejandro Núñez Allauca. La mejor música peruana académica es la del siglo XX, pero en otros momentos también es interesante. En el barroco está José de Orejón y Aparicio, pero con este periodo ocurre que encontramos muchos músicos del mismo nivel, son músicos muy estandarizados, tienen una fórmula mágica típica. (…) El movimiento y el sueño de Celso Garrido-Lecca, basado en el poema de Alejandro Romualdo, está entre lo mejor que se ha hecho en la segunda parte del siglo XX. 

―Se enfrenta a un problema de difusión musical. Es inevitable pensar en radio Filarmonía, probablemente el único bastión mediático que difunde música académica, sé que están pasando por un momento complicado para subsistir, ¿cómo evalúas este problema?

Soy de los que se han beneficiado de Filarmonía. Cuando era muy joven y tenía hambre de música, Filarmonía fue mi espacio natural de crecimiento. Muchos peruanos hemos ayudado a esta radio. Es muy particular porque en América Latina hay dos o tres radios de música académica. Es normal. (…) Para que Filarmonía pueda subsistir, intercala con diferentes géneros musicales, lo mismo hace Radio Clásica de España. Sin embargo, no es suficiente. ¿Por qué? Porque la música peruana, la más interesante que se da entre el modernismo y la música contemporánea, implica una educación musical. En lo personal, disfruto de la música contemporánea (Xenakis, Stockhausen) porque puedo contextualizarla, son clásicos. Pero si muchas de las composiciones peruanas, que son de vanguardia, post vanguardia, serialismo, post serialismo, electroacústica, las reproducimos en el Gran Teatro Nacional, la gente no lo va a disfrutar necesariamente porque no se han formado para escuchar cosas diferentes. Además, porque la música contemporánea es marciana, rara. Exige en el público una formación, una capacidad de interpretación y comprensión. Me llamó la atención una obra del compositor peruano Gabriel Iwasaki (algo referido a lo andino) en el Gran Teatro Nacional; muy interesante, pero bastante tradicional. Cuando acabó esta obra, la gente aplaudió porque era muy reconocible como composición. Es ese tipo de músicos que está queriendo superar el periodo de la vanguardia. 

―¿Tienes indagaciones que no has podido responder en tu libro?

Lo que busca el libro es mover a las personas, animarlas a que escriban sus propias indagaciones. Estoy trabajando un tema más amplio, reflexionando sobre la música como vehículo de salvación, en su dimensión ética y biológica, el encuentro con lo que no es nombrable. Sigo tomando nota. Cuando escucho una obra, escribo una idea y trabajo sobre ella. Vivo inmerso en la música. 

https://espaciosonido.com/2024/05/28/filosofia-de-la-musica-for-dummies/

lunes, 11 de diciembre de 2023

lunes, 6 de noviembre de 2023

INDAGACIONES SONORAS. DIALOGOS ENTRE LA MÚSICA Y EL PENSAMIENTO EN TRES MOVIMIENTOS por Ricardo L. Falla Carrillo


 

Fragmento de la introducción: 

 La música, misteriosa forma del tiempo.

Una introducción personal a las indagaciones sonoras

 

"El poema “Otro poema de los dones” (1964) de Jorge Luis Borges termina con una sentencia que me ha acompañado a lo largo de los años y que sintetiza, en parte, lo que puede ser la percepción de lo musical a la luz de la experiencia: “por la música, misteriosa forma del tiempo”. Esta conclusión memorable de uno de los textos más bellos de Borges es el punto final de un poema en donde la multiplicidad y vastedad de la realidad se confunde con la narración poética. Lo que se nos ha sido dado, ya sea en forma de procesos o de eventos —“Gracias quiero dar al divino / laberinto de los efectos y de las causas / por la diversidad de las criaturas / Que forman este singular universo”— conlleva un acto de gratitud para la existencia consciente de sí misma y de lo que le rodea. Todo asombro brindado por el universo nos conduce a algún tipo de experiencia que potencialmente se transforma en conocimiento. De ahí el agradecimiento a la música, por ofrecernos una forma del tiempo que tiene su propio secreto. En ese sentido, ¿cuál es el enigma del tiempo musical del que nos habla el gran Borges?"


jueves, 14 de septiembre de 2023

Sergei Rachmaninoff: 150 años de su nacimiento. Una Lista personal de sus obras esenciales

 

Programa de un concierto soñado: Gustav Mahler dirgiendo a Rachmaninoff, en 1910. 


Este año se conmemora los 150 años de nacimiento del gran Sergei Rachmaninoff (1873-1943).  En mi columna semanal en un medio peruano, he realizado una semblanza sobre el célebre compositor ruso, que les comparto: Sergei Rachmaninov: 150 años de nacimiento

Por otro lado, debido a varias consultas acerca de una lista de obras fundamentales de Rachaminoff, comparto una elaboración personal, no es definitiva: 

1. Concierto para piano número 3 en re menor, opus 30- 1909
2. Concierto para piano número 2 en do menor, opus 18- 1901
3. Rapsodia sobre un tema de Paganini en la menor, opus 43- 1934
4. Poema sinfónico "La isla de los muertos, opus 29- 1907
5. Etude-Tableux, opus 33 y opus 39- 1911-1916
6. Preludios, opus 23-1901
7. Sinfonía número 2, opus 27- 1908
8. Trio elegiaco número 2 en re menor, opus 9 - 1893
9. Danzas sinfónicas, opus 45- 1940
10. Concierto para piano número 1 en fa sostenido menor, opus 1- 1892

Sergei Rachmaninov: 150 años de nacimiento

miércoles, 9 de agosto de 2023

El movimiento y el sueño: obra de arte mayor de Romualdo y de Garrido Lecca

El 2021 se conmemoraron cincuenta años de la publicación de “El movimiento y el sueño”, poemario del escritor Alejandro Romualdo, que fue transformado en oratorio sinfónico por el compositor Celso Garrido Lecca. La colaboración entre ambos artistas peruanos, nos brindó una obra que, con la difusión debida, podría ser una de las cumbres del repertorio contemporáneo. 

Alejandro Romualdo (1926-2008), inició su camino literario más experimental una vez que tomó la decisión de superar el coloquialismo castizo de “Edición Extraordinaria” (1959), optando por la innovación formal en “Como Dios manda” (1967). Luego, siguiendo esa línea, empezó a darle cuerpo a “El Movimiento y el Sueño” (1971), centrándose en la disposición espacial de la escritura, explorada germinalmente en su obra anterior. Todo ello, en un juego de contrapuntos discursivos aleatorios, al modo musical “estocástico”, como lo había concebido el arquitecto y compositor griego, Iannis Xenakis (1922- 2001). Romualdo admiraba a Xenakis. En Paris, había escuchado a Pierre Boulez dirigir las obras más célebres de Xenakis: “Metástasis” y “Pithoprakta”. Y quedó marcado con las posibilidades estocásticas.

No sabemos en qué momento, Celso Garrido Lecca (N. 1927), se conoció con Romualdo. El músico piurano había compuesto, por aquellos años, piezas centrales de su repertorio como “Intihuatana” y “Estudio N. 1”.  Y parece claro que ambos estaban conversando, abiertamente, sobre el proyecto de transformar “El Movimiento y el Sueño” en un oratorio secular de grandes dimensiones, donde lo humano - terrestre y celeste- se articula desde el “polvo lunar y el polvo terráqueo”. Nuestra especie ha conquistado al espacio. Los nuevos trabajadores, astronautas y cosmonautas, ven a la tierra, cosmopolita, resplandecer a lo distancia. Pero, ahí abajo, reina la necesidad y sus manifestaciones. Romualdo y Garrido Lecca no ocultan su filiación ideológica de aquellos años. Al fin y al cabo, las grandes obras de arte tienen pretensiones utópicas. “Han sido creadas, con la mirada en lo alto del cielo/ y el libro de la sabiduría en la mano”. Como escribió Romualdo en “La extensión de la palabra” (1974). Ernesto Guevara y Neil Angstrom son el movimiento de distintos sueños.

La versión sinfónico- coral de “El movimiento y el Sueño”, fue estrenada en 1972. Con el mismo Romualdo leyendo el poema en el Teatro Municipal. Luego, tras volver a Chile, Garrido Lecca desechó la partitura original, volviéndola a reescribir en 1983. La versión de 1983 ganó el Premio de Composición de Popular y Porvenir de aquel año. Pero, por miedos ideológicos, no se grabó ni se volvió a interpretar. Hasta que, en el 2016, la Orquesta Sinfónica Nacional, junto al Coro Nacional, reestrenó y logró, finalmente, una grabación digna, intensa y poderosa, gracias a la dirección del maestro Fernando Valcárcel y a la lectura poética de Luis Peirano y Alberto Isola.

Celso Garrido Lecca ha dicho que esta obra es su mayor composición musical. Y, el mismo Romualdo, confesó que el largo poema fue, acaso, su mayor esfuerzo creativo. Al extremo que, después del siguiente libro, “En la extensión de la palabra” (1974), Romualdo no publicó nada más hasta el sorprendente “Ni pan ni circo” de 2006. Es que los grandes esfuerzos de innovación estética requieren un grado de conocimiento que no es fácil de dominar.  

“El movimiento y el Sueño”, es una gran colaboración entre poesía y música. Sigue la importante tradición de reuniones artísticas como la que Beethoven desarrolló con “Una oda a la alegría” de Schiller; Mahler con “Luz prístina” de Klopstock o el “Himno de la noche” de Nietzsche o Shostakovich musicalizando a García Lorca y a Rilke. Pero no solo es una feliz reunión. Lo logrado por Garrido Lecca, inspirado por Romualdo, puede estar al nivel de grandes obras de la segunda mitad del siglo XX, como el “Réquiem” (1965) de Ligeti, “Répons” (1981) de Boulez, “Sinfonía para 8 voces amplificadas” (1969) de Berio, “El mito de Er” (1977) de Iannis Xenakis o “Tabula Rasa” (1977) de Arvo Pärt.  

Como obra integral, “El movimiento y el Sueño”, es uno de los hitos notables de la cultura peruana. Pues es producto de nuestra propia evolución artística, en diálogo simétrico con la modernidad y sin complejos de inferioridad. Romualdo y Garrido Lecca hablan de “tú a tú” con occidente, dando lecciones de real maestría. No es de extrañarnos. Pues nuestra cultura tiene la ventaja de tener un pie en el mundo, como decía César Vallejo: “Perú al pie del orbe; ¡yo me adhiero!”.


https://rpp.pe/columnistas/ricardoleninalfredofallacarrillo/el-movimiento-y-el-sueno-obra-de-arte-mayor-de-romualdo-y-de-garrido-lecca-noticia-1346975?ref=rpp

lunes, 11 de abril de 2022

Iannis Xenakis: 100 años de su nacimiento


Este 29 de mayo se cumplen cien años del nacimiento de uno de los mayores compositores del siglo XX: Iannis Xenakis. En una entrada de mi blog de 2010 compartí una entrevista que se le hizo a este ilustre compositor y arquitecto en 1986. Dada la importancia de la obra de Xenakis, la vuelvo a compartir. Ojalá la obra del creador de "Metástasis" siga despertando interés entre los melómanos. 


En abril de 1986, la revista Correo de la UNESCO publicó una extensa entrevista a Iannis Xenakis (1922-2001) con el título Dimensión matemática de la música. Transcribo partes de esta conversación a modo de homenaje al gran compositor y arquitecto, de origen griego, rumano de nacimiento y francés por adopción. Toda vez que nos encontramos ad portas de conmemorar los 10 años de su muerte en el 2011. 


SOBRE LA RELACIÓN ENTRE MÚSICA Y ARQUITECTURA

¿Cómo explica que existan en usted esos dos espacios de la creación que son la música y la arquitectura?

Ante todo, la arquitectura es un espacio de tres dimensiones y habitable. Las convexidades y concavidades son muy importantes,   tanto desde el punto de vista sonoro como  visual. El problema de las proporciones es esencial. La mejor arquitectura no es la que ostenta un valor decorativo sino aquella cuyas proporciones y volúmenes están como deben ser: desnudos. La arquitectura es el esqueleto y pertenece al ámbito visual. Y en éste hay elementos relacionados con lo que llamamos lo racional, que también forma parte de la música. Querámoslo o no, hay un puente entre la arquitectura y la música basado en nuestras estructuras mentales que son las mismas tanto en la una como en la otra. Los compositores, por ejemplo, han utilizado simetrías que existen en la arquitectura. Si se trata de saber cuáles son las partes iguales y simétricas de un rectángulo, la mejor manera de proceder es hacerlo girar sobre -sí mismo y sólo hay cuatro posibilidades para ello. En la música existen también tales transformaciones y eso es lo que en la esfera melódica se inventó en el Renacimiento. Se toma una melodía: se la lee al revés, se toma su inversión en relación con los intervalos, es decir que lo que iba hacia los tonos agudos va hacia los graves y viceversa; añádase a ello la reiteración de la inversión que utilizaron los polifonistas del Renacimiento y que ha empleado también la música serial y tendremos efectuadas en este ejemplo las mismas cuatro transformaciones que en la arquitectura. Tomemos otro ejemplo, el del pabellón Philips. Lo concebí basándome en ideas provenientes de la música para orquesta que yo componía en esa época. Quería crear espacios que se modificaran y transformaran continuamente a partir del desplazamiento de una recta, con lo cual se obtienen paraboloides hiperbólicos en el caso de la arquitectura y verdaderas masas de glissandi en música.

LA PROPORCIÓN ÁUREA EN LA MÚSICA
¿Hay en la historia, según usted, ejemplos de ese encuentro, más bien identificación, entre las concepciones arquitectónica y musical?

Bueno, tenemos el caso de Bêla Bartok que utilizó la sección áurea para obtener sus acordes. Ahora bien, la sección áurea proviene del ámbito visual: es una proporción  geométrica que tiene una característica suplementaria: cada término es el resultado de la suma de los dos que le preceden. Y tal proporción se utilizó en arquitectura, desde las pirámides de Egipto hasta los templos griegos, como una suerte de clave milagrosa para construir hermosos monumentos.

MÚSICA PETRIFICADA
¿Y es fundamental para usted tal correspondencia?
Goethe ha dicho que "la arquitectura es una música petrificada".  Si se trata de ahondar  esta fórmula, puramente literaria, para intentar una comprobación más objetiva, se llega en seguida a las estructuras mentales que pertenecen al tipo de los conjuntos. La rotación del rectángulo o las melodías son grupos de transformaciones. Y la teoría de los conjuntos trata precisamente de las simetrías hasta lo infinitamente pequeño de las partículas, que es la única manera de identificarlas. Hay pues diversos niveles de correspondencia. El más vago es el literario, como el de Goethe; yo he señalado otro, más objetivo, con el ejemplo de los conjuntos y otros más, de tipo diferente, como aquel de crear espacios sonoros, sea arquitectónicos, utilizando la línea recta acústica como los glissandi o la recta final.  Pero hay también otras maneras de ver.  Por ejemplo, el ritmo. ¿En qué consiste? Se trata de escoger puntos en una recta, la  recta del tiempo. El músico cuenta el tiempo de la misma manera que al marchar se  cuentan los hitos kilométricos. Igual sucede en arquitectura, tratándose de una fachada,  por ejemplo. Y las teclas del piano son también arquitectura: están dispuestas de  manera constante. En un caso se trata del tiempo, en el otro del espacio. Hay pues  una correspondencia entre los dos. Y ello es posible debido a que hay una estructura  mental más profunda, aquello que los matemáticos llaman una estructura de orden.

Obras de Xenakis de interés sin orden de jerarquía: 


1. Metástasis - 1954
2. Phitoprakta-1955
3. Diamorpheses- 1958
4. Herma-1960
5. Nomos Alpha-1968
6. La lengende d´eer -1977
7. Komboi-1981
8. Tetras-1983
9. Ergma-1994
10. O.- Mega- 1997


Leer más: http://serialismo.blogspot.com/2010/09/musica-y-arquitectura-segun-xenakis.html#ixzz7QCT8Yqcm


Phitoprakta, 1955

martes, 11 de enero de 2022

Shostakovich inspirado por Bach: 24 preludios y fugas



Dimitri Shostakovich (1906-1975), tenía un conocimiento de la música impresionante. No sólo a nivel formal. También en una dimensión histórica en términos hermenéuticos. Es decir, podía viajar a otro tiempo sin desligarse del suyo. Ello se percibe en los "24 preludios y fugas" que el gran compositor ruso compuso inspirado en Bach. Así,  el más grande compositor del siglo XX, toma el arte prestado del mayor músico de la historia y lo reelabora a su modo. 

En 1950, Shostakovich fue invitado a Leipzig a ser parte de las efemérides por los 200 años de la muerte de Bach. En dicha ciudad, se celebró un concurso para piano, en el cual el compositor ruso fue parte del jurado. La medalla de oro la ganó una compatriota suya, Titiana Nicoleyeva, quien interpretó con maestría las cuarenta y ocho partes del "Clave bien temperado". Shostakovich quedó fascinado por la forma de tocar de Nicolayeva y, regresando a Moscú escribió "Los 24 preludios y fugas". La obra tuvo dos estrenos. Uno en 1951, con Shostakovich. La segunda, en 1952, con Nicolayeva. 

Sin duda es una obra orientada más a los músicos, que para el público. Obra difícil de digerir, pero fascinante una vez que se ubica la puerta para entrar en ella.