Rush en el 2009. De izquierda a derecha. Alex Lifeson (Guitarra), Geddy Lee (voz, bajo y sintetizadores) y Niel Peart (letrista y beterista) |
De las bandas de rock, una de las que más disfruto es la banda canadiense "Rush". Surgida en los suburbios de Toronto, Canadá, en 1968, es una de los pocos grupos de rock - de la gran era del rock- que ha mantenido su formación básica por casi cuatro décadas. Niel Peart, el baterista, está en Rush desde 1974. Siendo el integrante "nuevo", frente a los fundadores Alex Lifeson y Geddy Lee, guitarrista y bajista respectivamente. Como ha sido notado, dos discos de Rush son vedareros clásicos del rock de todos los tiempos, 2112 editado en 1976 y Moving Pictures dado a conocer en 1981. Sendos álbumes que forman parte de cualquier colección fundamental de hitos del rock. Del primer disco nombrado, 2112, historia inspirada en la novela El Manantial de Ayn Rand, se extrae una de las muestras más acabadas de suite conceptual del rock progresivo: 2112, odisea estético-política donde los ideales libertarios se evidencian en la historia de individuo contra un sistema totalitario. El arte se convierte en lucha contra la opresión de un estado absoluto que ha abolido la creación pues la considera algo contrario a los fines colectivos asumidos acríticamente. Del mismo modo, Moving Pictures de 1981, se convierte en la graduación estilística de Rush. Todas las canciones llegan a evidenciar una sonoridad compacta, letras de una calidad sobrecogedora y la siempre apología ideológica a favor de la causa libetaria. Tom Swayer es el ejemplo acabado de la canción completa. Todo en esta composición brilla de modo soberbio. La riqueza temática y armónica de esta canción es sólo la anunciación integral de la base rítmica y el dominio individual de cada instrumento. Los tres miembros de Rush elaboran un lección de música, donde le virtuosismo esta a favor de la idea central de la canción: el héroe individual que se afirma ante la multitud. Y al mismo tiempo es un alegato a comprender la vida como una lucha contra las circunstancias. And what you say about his company/ Is what you say about society./ Catch the mist, catch the myth/ Catch the mystery, catch the drift. Los valores que rigen al individuo hacen patente los valores de una sociedad. Finalmente, estos principios normativos, son los que pueden, a la larga, lograr lo imposible. Captura la niebla, captura el mito / Captura el misterio, captura la deriva. El guerrero moderno, el que entiende la vida como lo "sólido que se desvanece en el aire", debe aprender a saber que: The world is, the world is, / Love and life are deep, /Maybe as his eyes are wide. Es decir, que el mundo y la vida son complejos en su profundidad.
Y el alegato final, después de la entrega instrumental (ejercicio de dominio de la la forma): No, his mind is not for rent /To any god or government./ Always hopeful, yet discontent,/ He knows changes aren't permanent, / But change is. (No, su mente no esta a la venta / Para cualquier dios o gobierno / Siempre con esperanza, aún descontento /El sabe que los cambios no son permanentes /Pero el cambio es). El cambio es lo que debe aceptar el hombre surgido en la modernidad, donde la autonomía del sujeto, la emancipación soñada desde la ilustración, es condición de posibilidad de aceptar el vértigo de los cambios. La soberanía secular se entiende en la medida del principio de adaptación a los cambios incesantes. Permanent waves. Olas permanentes.
Pero junto a experimentar la necesidad de los cambios y de qué modo el individuo los acepta y termina por imponerse sobre ellos, se encuentra la conciencia de la pérdida y de forma somos también fracaso y derrota. Pero el fracaso es también glorioso. Pues también en la derrota somos de algún modo ganadores. Bravado del álbum Roll The Bones de 1991, es el ejemplo de letra lograda en su límite de perfección. La poesía sirve a la sabiduría. Y qué más hermoso que la estrofa final:
And if the music stops
There's only the sound of the rain
All the hope and glory
All the sacrifice in vain
(And) if love remains
Though everything is lost
We will pay the price,
But we will not count the cost.
Si queda el amor, a pesar, de todas las pérdidas, de las ausencias, siempre estaremos dispuestos a pagar el costo de existir. Vivir no es fácil, es una aventura de complejidades mayores. La vida y la muerte, el triunfo o el fracaso, implican valor (bravado).
Junto al reconocimiento de la derrota y del triunfo asumiendo la tragedia y la épica de la existencia, esta el saber mantener en reguardo el espacio interior. La intimidad, ese lugar en que salvuargardamos de los demás un depóstito de integridad propio. El territorio del soberano individual que a menudo en la jungla posturbana se encuentra en extraña y complaciente soledad. Sólos, libres, pero exigiendo el derecho a ser reconocido, reconociendo. Así en Entre Nous, del Permanent Waves de 1980, Niel Peart escribe:
Just between us,
I think it's time for us to recognize
The differences we sometimes fear to show.
Just between us,
I think it's time for us to realize
The spaces in between
Leave room for you and I to grow.
Creo que es el momento en que nos demos cuenta que, en los espacios entre tu y yo, hay un lugar para crecer, dice la asertiva frase final. La vida moderna nos obliga a la asfixia, sin embargo esta se contrae e la medida que defendemos el espacio de libertad que se reconoce en otra libertad. Espejo democrático desde el espejo.
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