Hace un cuarto de siglo inició sus trasmiciones radio Filarmonía (antes Solarmonía), la única emisora en el país que se dedica a la difusión de la gran música. Un esfuerzo privado que, me consta, se lleva a cabo en medio de grandes sacrificios. En varios momentos de mi vida, los programas de Filarmonía han estado presente como un banda sonora constante. Pero hubo un momento fundamental. Entre 1989 y 1993, el programa Camerata, tras Pianisimo, me hizo descubrir y profundizar mi mayor pasión: la música de cámara. Todavía recuerdo la alegría que me producía la cortina musical de este programa con el primer tema del cuarteto para cuerdas número 1 de Debussy. Y, tras de él, incontables horas del exigente y amplísimo repertorio camerístico. Noches maravillosas que se iniciaban a las 8 y concluían a las 9, cuando empezaba el otro programa: El concierto de la noche. Si había tiempo o espacio, escuchaba las tres horas. Sino, trataba de no perderme Camerata. ¡Tantos cassettes grabé de aquel programa!
Claude Debussy- Cuarteto para cuerdas No 1 Op 10- Animé et trés decidé